Cultos

Novenario a Nuestro Padre Jesús del Perdón 2018

Predicación: Hno. Luis Valero Hurtado

En 2018, el predicador ha fue don Luis Valero Hurtado, hermano de San Juan de Dios, natural de Villanueva de los Infantes y residente en Antequera, donde desempeña su labor asistencial y pastoral.

El predicador, fue escogiendo pasajes de los evangelios, sobre los que desarrolló cada una de las nueve predicaciones, con una altura teológica y cristológica muy especial, apoyándose, además, en los sermones de Santo Tomás de Villanueva, en el cuarto centenario de su beatificación.

En sus predicaciones, prevaleció un eje central, que es el de la misión a la que somos enviados cada uno de nosotros, que no es otra que la de evangelizar en nuestros ambientes y en las periferias, porque, si el fruto de esas noches, de escucha y aceptación del mensaje, se queda en eso, nos hará un bien particular en función de lo que hayamos sido capaces de asimilar, pero, Jesús del Perdón nos está pidiendo mucho más. Nos pide que pasemos a la acción, muy especialmente a las personas que pertenecemos a hermandades, cofradías, parroquias, movimientos eclesiales, asociaciones, etc.

Vamos a intentar aquí, hacer un breve resumen, que sirva de introducción al escuchante de los audios, que recomendamos sinceramente:

– La primera noche fue para las CATEQUISTAS DE AMBAS PARROQUIAS y el tema escogido fue la IRRUPCIÓN DE DIOS EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD; porque si no lo conocemos, poco podemos amarlo. Necesitamos urgentemente de un encuentro personal con Cristo. Dios no se desentiende de sus criaturas y se acerca al ser humano caído. Por eso nació de una forma y en un lugar extraños, en un establo y colocado en un pesebre. Pero, el recién nacido, tiene por padre a Dios y es el Salvador. María, es la primera en conocer el cumplimiento divino. Una vez nacido, es anunciado a los hombres. Pobreza y sublimidad unidos. El Señor se vale de la debilidad, para vencer el pecado. Aquellos ángeles siguen cantando la Navidad. Veinte siglos después, para nosotros, sigue encarnándose en la pequeñez de nuestras vidas. No pidamos más signos. Abramos nuestro corazón.

– La segunda noche fue para la agrupación local de la ADORACIÓN NOCTURNA, otro testimonio muy especial e íntimo de unas personas comprometidas y, el tema, JESÚS ACOGIDO POR LOS HOMBRES; el nacimiento del Señor desconcertaba. La iniciativa fue suya, quiso venir a nuestro encuentro y el hombre tiene sed de Dios, de algo más. Dios ha hablado de muchas maneras. Nos ha dado a su hijo Jesucristo, la Palabra definitiva, el Verbo Encarnado. El poder y la misericordia, se encuentran. Santo Tomás de Villanueva, escribió: “Recibió el pueblo un saquito de misericordia que se derramó por todo el mundo”. Nace de una virgen, en un establo, es la realidad del cielo y de lo divino, pero es envuelto en pañales y recostado en un pesebre. Jesús viene a saciar la sed de Dios que todos tenemos, la necesidad que puso en camino a los Magos y, con ellos, a los hombres y mujeres de todos los tiempos, porque el hombre está creado para conocer a Dios. Tenemos necesidad de encontrarlo. También en la vida de fe, que ha de madurar, crecer, trabajarla desde la celebración de los sacramentos y la lectura de la Palabra. Dios sigue llamándonos. Pongámonos en camino. La luz de su estrella es la única que lleva al hombre a la verdad. Cuánto trabajo nos cuesta postrarnos ante el Señor. Estamos llamados, como los Magos, a recorrer otros caminos en la vida, aunque los vaivenes del pecado nos distraigan a veces. Hemos de cuidar el encuentro, con una vida de oración, gozos, trabajos y sufrimientos. Ofrezcamos todo lo que somos.

La tercera noche fue para CARITAS INTERPARROQUIAL y, el tema fue la VIDA PUBLICA DE JESÚS. Dios se reveló en su Hijo Jesucristo y los hombres, tenemos la posibilidad de vivir la salvación. Sus palabras y sus obras son parte, signos elocuentes de ese Reino de Dios que ya vive entre nosotros. Jesús es el evangelio, la Palabra de Dios que llega a los mansos de corazón que están en manos de Dios. La pequeñez y la humildad tienen un camino expedito hacia Dios. La evangelización tenemos que hacerla fuera, porque todos los hombres tienen derecho a ser iluminados. Una misma Iglesia que tiene como fin llevar la luz de la salvación, proponiendo caminos de esperanza. Hay que hablar de la fe en todos los ambientes, porque nadie que conoce a Dios se olvida de los demás. Todos los evangelios, dejan abierto el mandato del Señor de que somos enviados a predicar, a evangelizar hasta los confines. Somos enviados a comunicar que la Cruz de Cristo sigue siendo signo de salvación.

–  La cuarta noche, fue para los y las componentes de la PASTORAL DE LA SALUD, un paréntesis en el recorrido cristológico en el que entró, de lleno, el sentido mariano o mariológico, con el tema de la festividad del día, LA PRESENCIA DE LA VIRGEN MARÍA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN; por la presencia de la Virgen tanto en la vida pública, como en la privada de Jesús hasta el momento de su muerte, tenemos motivos para gloriarnos en ella, porque, en cierto modo, fuimos ocasión de tal elevación. Si no hubiera sido por la enfermedad de nuestro pecado, no hubiera bajado del cielo el gran médico, lo que ocasionó a la Virgen ser madre de Dios. María, está ligada a nosotros, porque todo sucedió por nuestro demérito. Al mirarla, su elevación nos recuerda nuestra miseria y nuestra necesidad de redención. En la Virgen, se une lo humano y lo divino. Criatura excelsa y especial de la Humanidad en la que se produce el encuentro entre Dios y los hombres. María, es el testimonio de que la humanidad necesita y quiere colaborar con Dios. María, es el gran misterio de Dios que se nos descubre. Madre de Dios, Inmaculada, exenta de cualquier mancha, de cualquier sombra de imperfección. Expresión perfecta y exacta de lo que Dios quiere con los hombres. Por María, estamos llamados a volver a Dios, a ser glorificados en Él y la primera redimida es la Santísima Virgen, modelo y testimonio de lo que la Humanidad entera puede vivir y gozar, para que esa Creación que gime y espera la plena manifestación de Dios, vislumbre, aquí y ahora, hacia dónde caminamos y veamos que, más allá de los muros, hay posibilidad de vida y plenitud. Desde Cristo y en la Virgen María encontramos posibilidades para la esperanza, porque vivir sin ella debe ser terrible.

– El domingo y quinta noche, fue para la ASOCIACIÓN DE VECINOS DEL BARRIO DE SAN BLAS y, el tema, CRISTO ENTRA GLORIOSO EN JERUSALEN; en aquel Domingo de Ramos entra glorioso un Rey humilde, montado en un pollino. Alfombraron su camino con sus mantos, ramas, etc. Porque, los evangelios son los acontecimientos de nuestra salvación en Jerusalén y un prólogo, con todo lo que acontece en su vida pública. Jesús sube a Jerusalén, donde todo profeta ha de manifestarse en el templo; ahí ha de resonar con fuerza y la esperanza mesiánica ha de cumplirse. Seguro que sus seguidores desertarán después, pero es necesario subir a Jerusalén, para dar la vida voluntariamente. Y resultó que, a nadie, nunca, se le hizo tal recibimiento. Los cantos y las alabanzas, como en la noche de Belén, anuncian la presencia del Señor. Antes, Jesús, había llorado contemplándola y anunció su desaparición. Lloró por los que no acogían su venida o no descubrían su presencia en medio de ellos. Jesús, hoy, sigue subiendo a Jerusalén a través del desierto de nuestro mundo y está a nuestro lado en el camino de la vida, sobre todo en el del dolor, la enfermedad o la soledad. Abrámosle de par en par nuestro corazón.

– La sexta noche fue para LOS JOVENES, y el tema elegido LA INSTITUCION DE LA EUCARISTÍA. “Era la última comida con sus discípulos en este mundo e instituyó la Eucaristía y el sacerdocio, mostrándoles la realización de los misterios de nuestra redención. Esto, quedó fuertemente impreso en aquella comunidad cristiana que comenzó a celebrar el día del Señor en sus casas. Llega el momento de la entrega. La muerte está prevista y asumida por Jesús. Son pocos los que se quedan con Él. Los que lo habían aclamado, ya no están. Quedan los que van a ser sus testigos en el mundo entero, los que fundarán la Iglesia. Eucaristía es sacrificio, incruento, que sigue ofreciéndose a Dios, que une el cielo y la tierra; se ve la venida salvífica del Hijo de Dios. La fe, suple lo que falta a nuestro entendimiento. Es la Cena que mostraba cómo acoge Dios a todos, porque la vida de Cristo fue una entrega incondicionada. Cristo se abaja, se arrodilla, como Jesús del Perdón, y asume el sacrificio supremo por nuestra salvación. Todo ello esta simbolizado en cada uno de los millones de eucaristías que la Iglesia continúa celebrando para hablarnos del amor de Dios. Cristo, se da a sí mismo, por nosotros, pobres y pecadores. Se preocupa de darnos este alimento de salvación. No busquemos razonamientos porque es una adhesión de fe. En la Eucaristía, encontramos el alimento que satisface nuestra vida. Reparamos nuestras debilitadas fuerzas para ponernos en camino. Nos llevamos la experiencia del amor misericordioso de Dios. Sin el domingo, sin la Eucaristía, no podemos vivir. Sin la Eucaristía, no puede haber Iglesia. Somos comunidad y hemos de reunirnos en torno a Cristo.” Preciosa esta predicación. Es muy conveniente volver a escucharla.

– La séptima noche fue la dedicada a la VIDA CONSAGRADA, con todo lo que representa ver juntas a un grupo de mujeres que han dado sus vidas a los demás siguiendo la llamada del Señor y el tema, mirando la imagen de N.P. Jesús del Perdón, LA PASION Y MUERTE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. – Cargado con su cruz, camina hacia adelante, para cumplir, hasta el final, el cometido que su Padre le tiene asignado, porque “es conveniente que uno muera y no perezca la nación entera”. El Reino de Dios está presente en medio de su pueblo y Jesucristo pone a Caifás en una gran duda. Porque, si es verdad que ha llegado el Reino de los Cielos y Jesús es el Mesías y hay que caminar hacia la conversión que Él predica… O, si Jesús fuera un farsante… Cómo va a querer Dios igual a los paganos que a los judíos, cómo va a querer igual a los santos que a los pecadores. Había que cambiar muchas cosas, era muy incómodo todo lo que ese Hombre proponía y se inclina por lo segundo, decide que todo en Jesús es falso. La entrega del Señor se realiza por su pasión y muerte, por medio de su sacrificio nos va a redimir, para que pasáramos por su gracia, de siervos del pecado a hijos de Dios, herederos de la vida eterna, haciéndonos semejantes a Él por su gracia. El sacrificio de Jesús fue hecho de una vez para siempre, de tal manera que fueron abolidos y superados los sacrificios de la antigua alianza, dejando de tener sentido, porque Cristo se ha convertido en víctima y sacerdote que realiza el sacrificio de la nueva alianza, como mediador entre Dios y los hombres y satisfizo de una sola vez la salvación que el hombre necesitaba. La Cruz, para el cristiano, es la fuente de la vida. Para vivir, al modo de los sarmientos, hay que estar unidos a la Cruz, a la Pasión del Señor que es luz y camino para la vida del cristiano. Somos canales, por los cuales puede llegar la salvación de Dios a la humanidad. El alma, sedienta, encuentra el amor, contemplando la Cruz de Cristo.

– La octava noche siguió siendo igual de intensa que las anteriores. Recibíamos a los representantes de todo un legado impresionante que tiene medio siglo de entrega y trabajo, bajo el paraguas de la Iglesia local, nuestra querida y nunca suficientemente ponderada REVISTA SIEMBRA y el tema, LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR; es el signo definitivo de nuestra salvación, que no se acaba en la Cruz, en el Gólgota, en el silencio del sepulcro. Todo aquello fue necesario, pero el culmen de esta historia de amor está referido siempre al hecho de la resurrección de Jesús. Es la afirmación de nuestra fe y delimita al que es cristiano del que no lo es. Dios, es fiel con el ser humano y le ha prometido la salvación desde el comienzo de los tiempos. Después de formarlo del barro, el mismo Dios le infundió un soplo de vida y hacía falta que renaciera, que fuera re-creado. La fidelidad de Dios, quedó patente en su Hijo, el hombre Jesucristo, que se hizo obediente hasta la muerte, pero que no conoció la descomposición en el sepulcro. Jesús, está vivo, para nunca más morir y, nuestra fe, nos dice que nosotros mismos estaremos vivos con Él. La tumba quedó vacía. Todo nuestro ser, alma y cuerpo, conocerán la vida en plenitud. Cristo, nos dijo que Dios es amor y, quien vive en el Amor, vive en Él. Hemos de relacionarnos con Él como Padre y Madre, no como un tirano o un Dios inmisericorde. Dios nos ha amado primero. Va delante de nosotros. Al decir que Jesús ha resucitado, afirmamos que nuestra vida tiene sentido, que sabemos bien de dónde venimos y adónde vamos. Necesitamos valores fundamentales en los que afianzar nuestra existencia dentro del gran proyecto salvífico de Dios, porque solamente en Dios, el hombre encuentra su madurez y su plenitud.

– Y la novena noche, llegó al novenario la rejuvenecida JUNTA DE COFRADÍAS DE MANZANARES. El tema, que tenía mucho que ver, era LA IGLESIA, dedicándoles el predicador a las hermandades y cofradías unos minutos para recordarles la importancia de su labor en la evangelización y acercamiento a la Iglesia actual, sobre todo de los jóvenes.

Con la resurrección, acabó el tiempo de Jesucristo y comenzó el de la Iglesia a la que envió su Espíritu para fortalecerla y que se ponga en camino y esté en la calle evangelizando, con la fe que hemos recibido desde el conocimiento y amor de Cristo. La misión empezó a desarrollarse en Pentecostés. Después se repartieron hasta los confines del mundo para llevar el Evangelio de Cristo, la buena noticia de nuestra salvación y toda la Iglesia es enviada con la fuerza del Espíritu Santo. La novedad de la salvación no se puede silenciar, el don hay que hacerlo fructificar. Somos la Iglesia evangelizadora, en camino. Hemos de ser profetas y evangelizadores en nuestro tiempo. Somos el germen que tiene su base en el conocimiento profundo, del que son patrimonio y reflejo dinámico los santos y somos nuevamente enviados a revitalizar esa fe adormecida, esa Iglesia, a veces temerosa, que tiene que estar en la calle, con los suyos. El Concilio Vaticano II ha dicho que es el momento de los laicos en la Iglesia, anunciando a Cristo, que sigue pasando.

– La cosa siguió con la misma altura el décimo día, el de la Exaltación de la Santa Cruz, con una primera homilía muy de guardar, por parte de don Oscar Olivares, en la misa de hermanos, concelebrada junto a don Alfredo Manjavacas.

Para culminar con la función solemne, concelebrada por don Luis Valero, don Luis Gallego, don Secundino Martínez, don Pedro López de la Manzanara y don Miguel Francisco Moraleda Jiménez, en la que tuvo lugar la última predicación del primero, en la que habló sobre la Celebración del Misterio de nuestra salvación, y la Exaltación de la Santa Cruz y aprovechó para agradecer la masiva asistencia y la buena organización del novenario.

“Cristo es el perdón y el amor de Dios sobre el ser humano. Con su muerte, venció el poder del pecado. En Cristo, la Creación ha correspondido a Dios con el amor al Padre y su abajamiento a la voluntad del amor de Dios manifestado. Su muerte, ha mostrado en toda su grandeza al Dios de la Misericordia, que por amor está atento a las necesidades y sufrimientos de los hombres, renovando el amor de la Creación a su Creador y de Éste a sus criaturas. El perdón de Dios está siempre ofrecido, porque su amor es incondicional. Aunque salvados, hemos de seguir considerándonos limitados y necesitados de salvación, porque es vital conocer que el pecado existe; si no, estamos quitando fuerza al propio perdón”

Nos ha acompañado la teología y cristología de Santo Tomás de Villanueva en el IV Centenario de su beatificación, del que trajo multitud de fragmentos de sus sermones, mostrándonos “ese Dios que acompaña el dolor de sus hijos y sufre junto al sufriente; que no es ajeno a los dolores y sufrimientos de la Humanidad; aunque a veces parezca que se ha alejado y permanece en silencio, sigue derramando lágrimas que nos indican que está cerca de nosotros.” “Perdonar, es una medicina muy sana. Necesitamos perdonar. Por eso Cristo pide perdón a su Padre por nosotros y ante sus ojos desfilan todos los pecados de los hombres. Cristo, está perdonando cuando le clavan al madero. ¿Podemos pedirle más? En el momento mismo de subir a la Cruz, está derramando su amor. Pero, claro, es necesario que el ser humano se ponga en camino, pida perdón, reconozca su iniquidad, necesite todavía de la redención. La misericordia, ha de ser el camino de cada día. Reconocer nuestro pecado, nuestras limitaciones, confesarnos pecadores, que no es ningún deshonor y descubrir que seguimos necesitando el amor de Dios. Necesitamos el perdón de Dios, aferrarnos a Él, pedir perdón, confesar los pecados, porque, al que niega su falta ¿quién lo podrá perdonar? Si no hay arrepentimiento no hay posibilidad para el perdón.”

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies