Las 11:30 de un sábado, es una hora, quizás, que queda a trasmano de las personas que se afanan en las compras de fin de semana, pero quizás sea el mejor día para todos aquellos que acudieron acompañando a los mayores a la Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora, para ese encuentro personal y colectivo con el Señor de los manzanareños y manzanareñas y, muy especialmente de ellos, que tanto ansían ver la bendita imagen de nuestro Patrono y, como ya no están para desplazarse por la noche al Novenario, desde hace unos años la Hermandad, colabora con la Parroquia en la organización de esta celebración festiva a cual más. Y a la Hermandad, la auxilian muchas personas y muy especialmente, este año, las personas que dirigen la Residencia de Mayores “Los Jardines”, a los que agradecemos ese desvivirse para trasladar a todos los mayores que lo quisieron, hasta el templo parroquial, en el microbús que realiza este servicio para la residencia y en sábado, normalmente un día de descanso para ellos. También, hubo muchas personas, hijos, hijas, nietos o nietas, que trasladaron y acompañaron a estas personas tan especiales en nuestras vidas, que tanto han hecho por Manzanares y tantas veces han hecho senda a la Ermita para visitar a nuestro Cristo Arrodillado del Perdón. Gracias y que Dios os lo pague, por tanta generosidad.

Fue toda una lección de fervor y fe en un Dios verdadero, del que ellos tienen sobrada experiencia. Es el mundo y las personas, contempladas en el tramo final del camino que nos lleva a nuestra patria definitiva, con esa experiencia y serenidad que podemos apreciar en el rostro de las personas que solo añoran la compañía de los más jóvenes, su escucha y su atención y que dedican muchas horas a la oración y súplica, por tantas cosas que para ellos siguen siendo importantes y que nunca piden en primera persona.

Intervino la rondalla y el coro del Centro de Mayores de Manzanares y presidió la celebración don Luis, que desde esa edad en la que los hombres y mujeres se vuelven sabios, les confesó que se ponía a su altura y les dejó unas hermosas reflexiones que, a los presentes, nos llenaban de emoción, paz y serenidad.

Después de confesar y comulgar, el que quiso, las más de cincuenta personas mayores que asistieron y todos sus acompañantes, participaron en un peculiar y ya habitual besapiés y recibieron, de los numerosos hermanos que asistieron y participaron en la santa misa, de la Junta de Gobierno de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Perdón, una estampa de recuerdo. Luego las fotos con el fondo de la carroza y la imagen de Él, Nuestro Padre. Y como fin, la vuelta a casa o a la residencia a recibir el merecido alimento del mediodía.

Al finalizar, un buen amigo, nos decía que no nos cansemos nunca de organizar este encuentro especial dentro del novenario, porque el día que lo suprimamos perderá mucho la celebración de este tiempo especial en su conjunto. Otro, más joven, que venía y viene todos los años acompañando a los mayores de la Residencia Los Jardines, comentaba que cada año está esperando esa mañana, aunque no le paguen el tiempo que invierte, porque entiende que los mayores lo agradecen una enormidad y siempre piensa que, para algunos de ellos, suele ser la última vez que ven a Jesús del Perdón y gozan con su presencia en este mundo.

Toda una lección de vida y serenidad. Pedimos a Dios que, nos permita disfrutar y llenarnos de vida todos los años junto a nuestros mayores. Sera imposible olvidar esta mañana, en compañía de Jesús del Perdón y los mayores, igual que no lo hacemos con la experiencia del pasado año y del anterior y del otro y procuramos mejorar la celebración al año siguiente. Gracias Señor.

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