El último viernes de agosto, tradicionalmente, es el destinado por nuestra Hermandad para homenajear a los hermanos que llevan casi toda la vida unidos al Patrón de los manzanareños y manzanareñas. Es el día en que vuelve a celebrarse la Santa Misa en la Ermita de la Vera Cruz y, tras un verano de calores, podemos volver a contemplar en toda su belleza, el interior de la casa de Nuestro Padre Jesús del Perdón. En ese día ya hace algunos más, que se viene “barruntando” que pronto Jesús saldrá a la calle de su nombre, para ser trasladado al templo de la Asunción de Nuestra Señora, donde tiene lugar el novenario en su honor.

En este anochecer, estaban citados dieciocho hermanos con cincuenta años de antigüedad, de los que estuvieron presentes o representados once de ellos y, dos con una antigüedad de setenta y cinco años, de los que estuvo presente Diego Gallego Muñoz.

Celebró la Eucaristía don Luis Gallego Villena, quien en su homilía destacó que celebraba la última misa como Consiliario y Párroco de la Asunción, haciendo mención a tantos viernes como ha celebrado la Santa Misa, subiendo al final hasta el camarín para realizar el besapiés como cualquier devoto más de Nuestro Padre Jesús del Perdón.

Al final de la misa, tuvo lugar el acto de entrega de medallas y pergaminos, en el que, si te fijas en los rostros y los gestos de los que los reciben, puedes apreciar la intensa emoción que sienten esos hijos de Manzanares, al recibir este signo de distinción preferente en nuestra Hermandad. Ellos, Señor, también “tus hijos queridos son”.

Les dejamos las imágenes de aquel día, obra de Carlos Caba Cantero.