No era la Luz, pero nos Alumbró a la Luz del Mundo

Triduo a la Santísima Virgen de la Esperanza

«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra»

A lo largo del Adviento, todo nos habla de esperanza, de luz, de alegría, de prepararnos y preparar un camino al Señor para su segunda venida… Y, caminando cerca de la Luz que nos anuncia la Estrella, venciendo las tinieblas y la modorra que nos impiden levantarnos, aparece una Mujer, para reconciliarnos con Dios, para borrar el pecado de Eva y pisar la cabeza de la serpiente.

María, es la Virgen del Adviento, y en nuestra Hermandad, cada año, en los días más cercanos al 18 de diciembre, nuestras reglas nos indican que hemos de honrar a nuestra Virgen de la Esperanza, mediante un triduo que nos recuerde e indique a todos que Cristo está cerca y que una mujer, que quiere estar en penumbra, nos trae la Esperanza, la Luz que brilla en lo alto. Una mujer, la Virgen María, que espera, pacientemente, la llegada de su Hijo, Jesucristo, Luz para alumbrar a las naciones y Príncipe de la Paz.

Este año, presidido por don Benito Huertas Sánchez, hemos celebrado este triduo del 14 al 16 de diciembre, con una gran participación de hermanos y hermanas y fieles devotos y devotas de nuestra querida Madre de la Esperanza y, a lo largo de las tres noches, ha sido el Coro de Santa Beatriz, el que, de una manera especial y espléndida, ha puesto sus cantos al servicio de una mejor oración de alabanza, invocación y petición de intercesión a nuestra Santísima Madre que, seguro que ha escuchado todas y cada una de nuestras suplicas, tanto de los y las presentes, como de los y las ausentes, que la habrán invocado, con alegría y esperanza, sintiéndola como Madre y Señora de nuestra vidas.

Dentro de nada, será Navidad. Ojalá y no lo sea solo para el ruido y el derroche. Dios quiera que sea un tiempo de ilusión, de gozo, de compartir alegrías y bienes, de aunarnos y juntarnos al pie del belén y sentirnos, por medio de este Niño, hijos en el Hijo de un mismo Padre que, a buen seguro, en estos tiempos difíciles, está pidiendo a cada uno, a cada una, según sus posibilidades, que actúe en consecuencia, como hijos de tal Padre.

Desde la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Perdón y María Santísima de la Esperanza, nuestro agradecimiento a todos y cada uno de los que durante estos días han contribuido al mayor lucimiento del culto a la Santísima Madre. Deseamos que viváis unas auténticas Fiestas Navideñas en el espíritu del Niño Jesús recién nacido.

¡FELIZ NAVIDAD! y en la Tierra, paz a los hombres que ama el Señor, que somos todos los hombres y mujeres, incluyendo a los de Ucrania y de tantos y tantos lugares, en los que, aunque parece que Dios no existe, si lo miramos detenidamente, habrá que pensar que es que hemos dejado de escucharlo. Gracias de nuevo.

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