La Procesión del 2019
– Procesión del Silencio –
Sí, la expresión es correcta, porque, salvo la del Domingo de Ramos, que gozó de un día espléndido de sol y alegría, como correspondía a tan importante conmemoración, la PROCESIÓN DEL SILENCIO 2019, ha sido, por mor de la climatología reinante, la ÚNICA PROCESIÓN que ha salido a la calle de todas las del Triduo Pascual. Una pena para la Asociación de Cofradías de Semana Santa y una gran alegría para los agricultores y para nuestro pueblo en general.
Llovió el miércoles y el Vía Crucis Penitencial hubo de celebrarse en el interior del templo. Llovió el Jueves Santo y la Procesión de la Pasión de Cristo no salió a la calle, si bien hubo diferentes actos religiosos en los respectivos guardapasos.
En la Ermita de la Vera Cruz y en el grupo de WhatsApp de la Junta de Gobierno, no parábamos de repasar las previsiones meteorológicas de los programas actualmente disponibles para los teléfonos móviles. Todo indicaba que no llovería, pero en nuestra Hermandad ya tenemos experiencia de previsiones que no se cumplen y nos coge el agua en plena calle. Había muchas ganas e ilusión porque la procesión saliera, pero había que tomar una decisión, porque había muchos mensajes en Facebook preguntando qué iba a pasar. A las once, aproximadamente, por amplia mayoría de los miembros de la Junta de Gobierno, se decidió que, ante las previsiones, si no llovía a la hora de salir, la una de la madrugada del Viernes Santo, la procesión se realizaría.
A las doce de la noche, ya había “nazarenos” y “penitentes” a las puertas de la Ermita de la Vera Cruz y, en el interior de la misma, los hermanos y hermana nos afanábamos por preparar todo, para abrir las puertas a y media y empezar a repartir cruces, bocinas, estandartes, etc. Llegaron las bandas, las autoridades, los miembros de la Asociación de Cofradías y los muchos hermanos y hermanas, a los que les gusta pasar al templo y, la gente se iba agolpando en la calle, esperando la una del nuevo día, para ver salir a Jesús del Perdón, cual señal de inicio, para caminar a su lado o detrás de Él, ese hermoso “viacrucis” anual que esperamos todo el año, nada más encerrarse la procesión, poco después de las tres y media de la madrugada.
Y como esto solo fue el comienzo, cabe destacar que, quizás hubo algunos nazarenos menos en las filas, quizás en algunas partes del recorrido hubo menos personas en las aceras que en años precedentes. Pero, dicho esto, hay que convenir que, LA PROCESIÓN DEL SILENCIO, se desarrolló sin prisas, sin miedos, disfrutando de la noche, de la música, de la hermosa compañía de tantos manzanareños y manzanareñas, presentes esa noche y, muchos, quizás ausentes todo el año de nuestras calles, una riada de penitentes detrás de la carroza de ÉL, de JESÚS DEL PERDÓN, de la música de la Agrupación Musical Santa Verónica, de Membrilla, de las marchas procesionales de la Banda de Música de la AMC Julián Sánchez Maroto y de los impresionantes cantos del Coro de Cámara Mansil Nahar, detrás de la carroza del Calvario.
Pero, si permiten el comentario, quien esto escribe, no olvidará nunca esa maravillosa estampa que por el momento no se encuentra en fotografía, del citado Mansil-Nahar cantando el Salve Regina, en presencia de cientos de personas, que escuchaban en un respetuoso silencio, mientras Nuestra Señora de la Esperanza, descendía lentamente en su carroza, preciosa, Señora de la noche, recogida y doliente, llorosa, hermosa, aunque solo sea una escultura; despacio, recreándose en ese paréntesis nocturno sin agua de lluvia, los hermanos, deslizaban la carroza hacia el interior de la Ermita, donde se encontraría con su hijo Arrodillado y Crucificado. Casi se intuía un fuerte aplauso, que no llegó.
Después una ferviente oración de acción de gracias del nazareno y el regreso a casa, cansado pero pletórico de alegría, porque, un año más, mis ojos han visto tu salvación, Señor.
Horas después, se cerró el cielo y desapareció esa luna llena, que acompañó a LA PROCESIÓN durante todo su recorrido y ya no salió ninguna otra, ni el Viernes Santo, ni el Domingo de Resurrección. Una pena que compartimos, con el regusto de haber podido contemplar y acompañar nuestros pasos en la calle en LA PROCESIÓN, que sera difícil de olvidar… Hasta el año que viene en que empezaremos a “sufrir”, nuevamente, mirando al cielo. Bendito sea Dios.
Las fotos, son de Carlos Caba, de José Luís Sánchez, de las publicadas por la Televisión Municipal y de algunas del archivo de la Hermandad. Agradecidos por la aportación.
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.
ACEPTAR