La Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Perdón, en su reciente restauración de la fachada de la Ermita de la Vera Cruz, en el lado principal hacia la calle Jesús del Perdón (Ancha), ha colocado dos esculturas o tallas, una dedicada al Sagrado Corazón de Jesús y otra a María de Nazaret con el Niño en brazos, en su advocación hermosísima de la Virgen de Belén, recuperando para nuestra ciudad este título del devocionario mariano.
Recuperamos para nuestra Iglesia local, decimos, ya que la Santísima Virgen con esa advocación estuvo en una ermita de Manzanares de La Mancha en siglos pasados, noticia que vamos a recordar en el presente artículo.
Nos cuenta la historia que, en tiempos ya un poco lejanos, uno de los parajes más hermosos y agradables de nuestro pueblo era el Paseo de la Alamedilla (que hemos conocido como Paseo del Río y hoy Paseo del Príncipe de Asturias, nombre que ya tuvo antaño), el cual arrancaba en el actual Parterrillo y terminaba en lo que hoy conocemos como Barrio de la Alamedilla, delimitado después por la línea de ferrocarril Madrid-Andalucía, junto a la que se construyó el «banco de la paciencia», y discurría paralelo al brazo artificial del Río Azuer que nuestros antepasados iniciaron en el Puente de la Reina para llevar agua que moviera los molinos harineros, como el de Villalta, que aún levanta su edificio y posiblemente lo veamos convertido en museo.
A este Paseo de la Alamedilla se le llamaba así por estar poblado de frondosas alamedas, algunas de las cuales hemos conocido, como por ejemplo la de la Huerta de Mansilla, y lo hacían muy frecuentado por la población al ser agradable su estancia en él, como decíamos anteriormente, y en particular en los calurosos veranos que todos hemos soportado.
Pues bien, al principio del mismo, que se situaba al sur de la villa, al final de la calle de San Isidro, esquina con la calle del Río o Ribera del Río (hoy Avenida de Cristóbal Colón), ya en extramuros, junto al Camino Real de Andalucía y justamente en el citado Parterrillo, don Francisco de Villarreal, del hábito de Santiago, en el año 1613, fundó la Ermita de San Isidro Labrador, con gastos a su costa, de magnífica obra, la cual, por la época de su construcción, siglo XVII, se parecería a la de San Antón y a la de Santa Quiteria (hoy Virgen de la Paz), en la que hasta el siglo XVIII se hicieron enterramientos, y contaba con su santero.
Junto a sus muros fueron derrotados por nuestros antepasados un grupo de soldados austriacos, alemanes o ingleses que, después de la Batalla de Almansa, en 1707 (en la que participó brillantemente como general nuestro comendador el Conde de Aguilar y seguramente algunos de nuestros paisanos), huían buscando las fronteras de Portugal. Durante la Guerra de la Independencia de 1808, los invasores franceses la destruyeron, talando además las frondosas alamedas que formaban el paseo. Sus ruinas y sitio fueron vendidos al Ayuntamiento en 1855, construyéndose después el hermoso Parterre que hemos conocido y que ha llegado a nuestros días, en el cual en años pasados existió un bar, después se instaló el quiosco de la música y una fuente que, en la última remodelación, ha sido reformada.
En la citada Ermita de San Isidro, dedicada al santo labrador madrileño, existían la imagen del mismo, la de San Antonio de Padua, la de San Vicente, la de San León (posiblemente traída de su iglesia derruida en Moratalaz) y la de la Virgen de Belén, motivo de este artículo.
San Isidro Labrador tenía su cofradía, aprobada el 7 de enero de 1634, y San Antonio de Padua también, con aprobación de 26 de enero de ese mismo año.
Nuestra Señora de Belén también la tenía, con aprobación del ordinario de 13 de noviembre de 1705. No contaba con solar propio, por lo que se estableció en esta Ermita de San Isidro, en donde se verificó la fundación, ni tampoco otros bienes, por lo cual los gastos de la función que se le decía, unos ciento setenta y dos reales y dieciséis maravedíes, se los repartían entre los hermanos de la cofradía.
Esta hermosísima advocación de la Madre de Jesús, que nos recuerda el lugar de Tierra Santa del nacimiento del Dios-Hombre y su cofradía, desapareció de nuestra ciudad con la destrucción de la Ermita de San Isidro, sin dejar huellas que sepamos, hasta el presente año 2002 en el que la Hermandad de Nuestro Patrón la ha recuperado, como decimos al principio, instalando la talla o escultura de la Virgen de Belén al lado de su airoso campanario de la calle Ancha, formando conjunto con la del Sagrado Corazón de Jesús.
Por todo ello, demos gracias a la Cofradía de N. P. Jesús del Perdón, que ha tenido el feliz acuerdo de esa recuperación para el devocionario mariano de Manzanares de La Mancha.
Teodoro Sánchez-Migallón Arias
P.D.- Nos es grato añadir que la Virgen de Belén es Patrona de los Arquitectos, uno de los cuales ha diseñado la nueva fachada que ha posibilitado su instalación.
Bibliografía.- José Antonio García-Noblejas García-Noblejas. Cardenal Lorenzana. Mª del Prado Ramírez. Joaquín Moreno-Chocano Simal.
Publicado en Siembra núm. 265 – ABRIL 2002 –