AÑO 1883
El segundo ataque de cólera sobrevino en el verano de 1855. En estas fechas la microbiología estaba dando sus primeros pasos. Aunque el médico italiano Filippo Pacini había conseguido el año anterior observar la bacteria al microscopio, estaban aún por aclarar los mecanismos de transmisión y no se disponía de ningún medicamento curativo.
Este segundo ataque produjo en Manzanares 133 muertes (sin incluir los menores de siete años, que, al no haber recibido la primera comunión, se contabilizaban aparte). Comenzó el 10 de julio con la defunción de una mujer de 40 años llamada Eulogia López, huésped de una de las posadas de la villa, y se prolongó hasta mediados de septiembre.
El miedo a ser contagiado hacía que las gentes rehuyeran las casas de los afectados, siendo verdaderamente difícil encontrar personas dispuestas a atender a los enfermos, e incluso hacer testamento por la «desaparición» de los escribanos.
Frente a estas actitudes de inhibición y alejamiento, destacó la abnegación, diligencia y celo profesional del médico D. Alfonso González-Mellado Buenasmañanas, quien no escatimó esfuerzos en la lucha contra la plaga, atendiendo y reconfortando a cuantos enfermos reclamaban su presencia. Aquella meritísima labor fue reconocida por las autoridades locales, intercediendo ante la reina Isabel II para que condecorase al Sr. González-Mellado con la Cruz de Beneficencia por su actitud valiente y generosa. (1)
Tras su fallecimiento en 1907, el municipio quiso honrar su memoria dando el nombre de Alfonso Mellado a una calle de la localidad.
La última aparición del cólera en Manzanares tuvo lugar en 1885. La primera víctima fue Alfonso Taviro Sánchez de 36 años, natural de Membrilla y domiciliado en la calle del Rayo 12, fallecido el 5 de agosto. La epidemia alcanzó su máxima difusión a mediados de mes y se prolongó hasta finales de septiembre. (2)