El día 27 de noviembre de 2017, marchó a la Casa del Padre, de la mano de Nuestra Señora de Altagracia, a la que quería sobre todas las cosas, TEODORO SÁNCHEZ-MIGALLÓN ARIAS, al que fueron a despedir, en sus exequias, una multitud de personas con las que había convivido a lo largo de su vida, porque era un hombre que se prestaba a cuanto se emprendiera que fuera para el bien de su Manzanares de la Mancha y de los manzanareños.
Nosotros, en esta reseña en nombre de la Hermandad, a la que también sirvió durante muchos años, con alegría siempre y poniendo todos los talentos de que disponía al servicio de Nuestro Padre Jesús del Perdón, no vamos a incidir en todas las empresas, proyectos y asociaciones en los que ha participado y en los que siempre ha sido muy apreciado y querido. Nuestra intención es la de un sencillo homenaje de agradecimiento, a este hombre bueno y cabal, que pasó por el mundo haciendo el bien y del que prácticamente alcanzamos a conocer sus virtudes, porque siempre estuvo dispuesto a servir, más que a servirse de todo aquello en lo que participaba.
No perteneció nunca a la Junta de Gobierno, pero lo considerábamos uno de los nuestros y siempre estuvo con nosotros en los momentos de celebración y preocupación. Siempre aportando sus ideas y sugerencias para mayor gloria de Dios y de Nuestro Padre Jesús del Perdón. Una de las últimas misiones en las que lo recordamos fue, allá por 2008, en la presentación del proyecto, aun incipiente, a los medios y posibles donantes, de lo que al año siguiente fue La Mano Tendida, monumento conmemorativo del segundo centenario del perdón de los franceses a todo un pueblo, por intercesión de ese Dios Arrodillado, al que amó sobre todas las cosas.
Durante muchos años fue el archivero de la Hermandad, el que se encargó de organizar y clasificar la documentación que se va acumulando año tras año y que forma parte de la historia de una asociación de fieles como la nuestra y de su importancia, porque no dejan de acudir personas a la Ermita a solicitar datos de esta o la otra cuestión, para algún trabajo o investigación que estén realizando.
Incluso, dada su gran afición al coleccionismo y sus conocimientos y amistades, él mismo aportaba documentación con la que enriquecer el archivo al que recurrir en el futuro. Todo, como él era. Con esa cordialidad y con el interés y entrega propios que siempre desplegaba en todo aquello que emprendía.
Hace pocos años, decidió que era momento de dejar este cometido y le traspasó todo el caudal de trabajo acumulado a nuestro compañero y hermano, José Aragón Gutierrez, que tomó el relevo y sigue el trabajo que él inició. Toda nuestra gratitud a Teodoro, nuestro pésame a sus familiares, desde este medio de comunicación de nuestra hermandad y nuestro deseo de que descanse en paz en los brazos de nuestra Madre, María de Altagracia, junto a su divino Hijo, Jesús del Perdón. Que así sea.