Los Monaguillos y Monaguilla de la Virgen

Procesión del Silencio 2024

Cada Semana Santa, en Manzanares, se caracteriza por pasarla, sobre todo las Juntas de Gobierno de las hermandades y cofradías de Semana Santa, mirando al cielo, por aquello de marzo ventoso y abril lluvioso… 

Y ésta, no podía ser menos. Porque el Jueves Santo, tras cumplimentar a la Hermandad de la Virgen de los Dolores, la única que salió a la calle esa tarde, dado que amenazaba lluvia y la mayoría no quiso correr el riesgo de que sus pasos se empaparan en mitad del camino, la Junta de Gobierno de Jesús del Perdón, con los partes meteorológicos en las pantallas de los teléfonos, se reunió en “cabildo improvisado”, pero de caras serias y preocupación, porque en la calle, en Manzanares, los devotos “del que todo lo perdona”, se hacían la misma pregunta que nosotros: “¿Va a salir Jesús?”

Algunos entramos con el NO en la mente y salimos con el SÍ prestado. Y se decidió que salíamos, salvo cambio de pronóstico. Cerca de las doce de la noche, cayeron “cuatro gotas”… Pero, a la una en punto de la “madrugá”, Jesús, a los acordes del himno nacional, traspasaba el umbral de la Ermita y detenía su marcha, para recibir la saeta de una voz que se rajaba en la noche ventosa y con un silencio que se cortaba, aunque en la calle había… cientos, miles de ojos fijos en su Señor.

Y así, fueron saliendo, uno tras otro, los tres tronos restantes. Detrás de Jesús, bendito sea Dios, cientos, casi miles de pies caminando, calzados o descalzos, con una vela y una oración en los labios. Unos para cumplir una promesa. Otros para estar más cerca de Aquel que todo lo escucha, sobre todo nuestras preocupaciones y sufrimientos.

Pero, aunque este año no había balance de novedades que hacer en nuestra Hermandad, porque la novedad vendrá, quizás en diciembre, cuando la Virgen de la Esperanza, estrene el nuevo manto que ya le están confeccionando en Alcázar y, la Hermandad está pagando poco a poco, sí hubo una agradable novedad, una brillante idea de varios miembros de la Junta de Gobierno y algún familiar de aquellos.

Porque, a imitación del monaguillo de la Ermita, pensaron los y las promotoras, que estaría bien que algunos niños y niñas, participaran en la Procesión del Silencio, cada uno con su sotanilla y su roquete y alguno o alguna de ellos con el incensario, delante de la Virgen. Y aprobada la idea, se pusieron manos a la obra. Se consiguieron las sotanillas rojas, pero no había roquetes y hubo que confeccionarlos, porque fueron seis niños y una niña los que participaron en la procesión: Oliver, Noah, Jose, Pablo, Lucas, Diego y Álvaro.

Ha sido toda una experiencia, e imaginando que te imaginas, hay alguien que contaba al final de la Procesión del Silencio, que la Virgen se secaba las lágrimas de dolor y se reía de las ocurrencias, carreras, risas y saltos, al tiempo que uno de ellos le echaba más incienso, una y otra vez, al incensario que portaba Noah.

No hay más que leer los comentarios del día siguiente en las redes, para concluir que, la idea, si prendiera y cundiera, puede ser una forma de cumplir aquel comentario del Señor Jesús: “Dejad que los niños se acerquen a mí”. ¿Os animáis a que cunda la idea?

Porque quizás sea una pequeña cosa sin importancia, pero que para los que regimos hoy la Hermandad, ha sido una sorpresa agradable, dentro de la preocupación que tuvimos en la mente hasta que las imágenes estuvieron dentro de la Ermita, a salvo de un posible aguacero y que nos hizo, sin prisas, pero sin pausa, llevar la Procesión, un poquito antes, a su destino.

Bendito sea Dios que nos ayudó y protegió en todo momento y gracias sean dadas a los que apoyaron e impulsaron la salida y los que, por qué no, se opusieron con todas sus fuerzas a la salida, porque, al final, unos y otros y otras, nos abrazamos y nos dimos la mano, alegres y felices, un año más, porque la Procesión del Silencio se había llevado a cabo, como todo manzanareño o manzanareña deseaba fervientemente… Pero con muchas dudas.

Y besos y felicitaciones a Oliver, Noah, Jose, Pablo, Lucas, Diego y Álvaro. El monaguillo de la Ermita, lucirá, desde este Viernes Santo, con mayor esplendor, porque vosotros le habéis dado la carne y los huesos, que él deseaba tener. 

Fotos: manzanares.es, José Antº Camarena y archivo de la Hermandad. 

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