Palabras iniciales de Pilar López-Manzanares Horcajada, mantenedora del acto: “Y es que, por fin, esa noche, llegabas para quedarte, eternamente fundido en las almas de este pueblo que te nombró su Patrón, hace ya bastantes años y, desde entonces, diriges los designios de esta villa, que te aclama y que te adora, que te implora ciegamente, con pasión y devoción y siempre estarán unidos el nombre de Manzanares con su Jesús del Perdón”.
El Pregón de las Fiestas Patronales 2017, la noche del 3 de septiembre, en el Gran Teatro, registró una más que apreciable concurrencia, entre la que se encontraban nuestro Alcalde, Julián Nieva, concejales y concejalas de la Corporación, Directora Provincial de Servicios Sociales, Prado Zúñiga, representantes de hermandades, asociaciones y demás miembros del tejido social manzanareño, unidos a un buen número de ciudadanos y ciudadanas, fieles de Nuestro Padre Jesús del Perdón. Por parte de nuestras Parroquias, asistieron los sacerdotes don Jerónimo López Rubio y don Luis Gallego Villena.
Continuó Pilar: “Septiembre se abre paso en Manzanares, con la silueta, recortada en el horizonte, de Nuestro Padre Jesús del Perdón, icono centenario de esta ciudad, al que los manzanareños celebramos en la antesala del otoño, despidiendo el estío y acumulando fuerzas para afrontar el inicio del nuevo ciclo anual”.
El pregón, a cargo de doña María del Rosario Morales Ruiz-Ruano, marcó el inicio de las fiestas, recogiendo el testigo de don Julián Gómez-Cambronero Pacheco, que la presentó mediante un video, previamente grabado en el Paseo del Sistema Solar de nuestro Parque del Polígono, puesto que él, en esos momentos de primeros de septiembre, ya había vuelto a Estados Unidos, donde ejerce la docencia como catedrático y la investigación con un equipo que goza de un gran prestigio a nivel mundial.
María-Rosario Morales, “Charo”, como le llaman los amigos, es una jiennense afincada, muchos años ha, en nuestra ciudad, manzanareña de adopción, dada su implicación y colaboración en el tejido manzanareño, además de ser empresaria en su Jaén natal, en el que llegó a contar con casi medio centenar de empleados.
Siempre trabajando por y para los demás, presidenta de la AMPA del Instituto Azuer, catequista, cronista de la Parroquia de Altagracia, miembro de la redacción de la revista Siembra, presentadora y pregonera en numerosas ocasiones. Estudió Geografía e Historia, en la especialidad de Historia General de España, en la Universidad de Jaén y terminó sus estudios en la UNED. Una mujer joven, con inquietudes, que escribe y viaja, de espíritu aventurero y excelente conversadora, a quien le encanta hablar de poesía, compartiendo el afán por aprender. Se confiesa creyente, religiosa, amante de la vida, luchadora, ciudadana del mundo, andaluza en la diáspora y, sobre todo, madre. Su mayor tesoro, su familia y, también sus amigos de todos los sitios por donde ha pasado como esposa de militar. Se declara manzanareña de corazón. Hizo aparición en el escenario del Gran Teatro, de la mano de Rafael-Ángel Huescar Pérez, Hermano Mayor de la Hermandad.
Tras saludar, manifestó su alto honor por haber sido nombrada pregonera de las Fiestas Patronales, calificándolo de “supremo privilegio e inolvidable reconocimiento”. Confesó su escalofrío y temor al aceptar el último pregón religioso que le faltaba por hacer en Manzanares.
Dijo no ser nada sin su familia y tener más de una estrella: la primera su familia, la segunda, haber recalado en este bendito pueblo. Agradeció su asistencia a los presentes, alabando la labor de autoridades y Hermandad para el buen desarrollo de las Fiestas que pregonaba, cuyo primer acto había sido el día 2, en un escenario próximo al Gran Teatro, con Manzanares en la calle, junto a sus Patronos. Invitó a los presentes a participar en su pregón, comenzando por escuchar y cantar, en pie, el himno a Nuestro Padre Jesús del Perdón.
Después vinieron los recuerdos a Nuestro Padre Jesús Nazareno “El Abuelo”, de Jaén, su tierra natal, a la pieza del Maestro Cebrián, que siempre se interpreta en su procesión, que también le sirvieron de inspiración, porque es el mismo Jesús, que va unido a su madero, apoyándose en la tierra y mirando hacia su pueblo. Patrón y Alcalde honorario de Manzanares, al que cada viernes llenan de besos los manzanareños, en su camarín y al que acompañan en largas filas procesionales o en las aceras, al paso de la procesión. Momento para compartir unos días festivos, antes de que el calendario inicie un nuevo curso, ganados con el pulso de esa laboriosidad que honra a Manzanares. Recordó a esos manzanareños que están lejos y añoran, con nostalgia, las fiestas del Patrón. Confidenció su inquietud y angustia a medida que iba llegando el día del Pregón, buscando un oasis de inspiración en la Ermita de Jesús del Perdón, “mi vecino”, “donde a veces me refugio, desde que llegué a Manzanares, allá por el año 1988”.
“Le pedí que me ayudara a ensalzar su festividad, e hice silencio esperando respuesta y, lo que vi en sus ojos, fue como esa soleá de tres versos de don Manuel Machado, que dice: “El ojo que ves, no es ojo porque tú lo veas, es ojo porque te ve”. Mirando los ojos del Nazareno de Manzanares, me sonrió y tranquilizó, con la ermita vacía, en penumbra y en silencio. Me embargó una gran alegría, unida a una enorme emoción que me hizo romper a llorar. Comprendí que, los ojos del Nazareno, van pasando revista a Manzanares y a veces cuentan ausencias. Nos miran tan fijamente, porque se alegran de vernos. Son notarios de la vida y de la muerte y echarán de menos a ese abuelo que junto a sus nietos, estaba en aquella esquina, donde le llevaban sus padres cuando niño, viendo el paso de su cofradía. Comprendí que los ojos de este Nazareno, son los ojos que todo lo ven y contemplan, cómo el tiempo teje y desteje el manto, a veces silencioso, de la ciudad, otras veces ruidoso, como lo serán estos días de fiesta. Que los ojos del Nazareno se complementan con esa Mano Tendida, en la encrucijada de caminos de nuestro pueblo, que invita a propios y extraños a reflexionar sobre algo tan hermoso como el perdón, que es igual al amor”.
“Tender la mano es dejar una oportunidad para el diálogo, para el amor y para el perdón. Continuad con vuestro camino de progreso, con vuestras ansias de prosperidad, sin ignorar vuestras raíces. Las mismas que se hunden en los campos y que han forjado vuestra propia manera de ser, tan noble y firme como el cereal que transformáis o el vino de esas cepas que convertís en vuestras bodegas. Todos unidos, con el único ideal de que Manzanares merece más. No os dejéis llevar por el ritmo frenético que deshumaniza. Regresad de vez en cuando a la placidez de un pasado que tuvo cosas buenas y perpetuadlas en vuestros descendientes, conservad tradiciones, potenciad vuestra ubicación privilegiada, tratad de sacar las cosas buenas, que tenéis a raudales. Permitidme que os llame familia del alma, amigos de la vida. Mi pasado, mi presente y, espero que mi futuro, están aquí, en Manzanares.”
Habló después de “mi querida revista Siembra, a la que quiero y añoro, con ese grupo de personas que tanto me enseñaron, sacando la cotidianeidad de este municipio, más allá de su ámbito local, donde pude expresar mis ideas, sin temor a reproches o aislamientos. Donde pude cantar, llorar o reír. Y es que en una vida hay muchas vidas y quiero ser agradecida a Manzanares que, aunque no me vio nacer me permite hacer este pregón.” Dio las gracias de corazón por todo esto. Emocionada, comenzó a recordar nuestros lugares y parajes y a soñar con nietos a los que contar historias como éstas.
Después del apartado intimista, pasó de ciudadana a historiadora, comenzando por la historia de la destrucción de la anterior imagen de Nuestro Padre Jesús del Perdón y la llegada de la “bella imagen actual, de unos quinientos kilos de pesos” y fue contando la historia de la recogida y llegada de la nueva imagen a nuestra ciudad, porque no es conveniente olvidar nuestra historia, ya que un pueblo sin historia está abocado a repetir errores, pidiendo que se forme un grupo o comisión que siga indagando en la historia que el fuego arrebató aquella noche de julio.
Terminó alabando a las nuevas generaciones que vienen pisando fuerte para que, en el futuro, se escriban sus grandes gestas e invitó a los presentes a que cuando terminara el acto, salieran a la calle a compartir la fiesta, con ese amplio programa preparado o a participar en las celebraciones del Novenario a Nuestro Padre Jesús del Perdón.
“Que estos días de fiesta seamos dichosos, porque tenemos la suerte de vivir en un lugar de buena gente, lleno de luz y de color. Jesús del Perdón se encuentra siempre disponible para nosotros, no tenemos más que hablarle hoy y siempre. Que suene en la calle Ancha, la marcha de Cebrián, que une Andalucía con la Mancha y me hace recordar a Nuestro Padre Jesús “El Abuelo”, de Jaén. Que se alboroce la Plaza de la Constitución, donde Jesús se reencuentra con vecinos de su casa, cuando pasa tan despacio el Padre por nuestra vera, la emoción nos embarga y embelesa. Quiero mirarle a la cara y que también Él nos vea. Quiero que sepa que quiero a Manzanares entera, por eso dando las gracias, quiero gritar ¡VIVA JESÚS DEL PERDÓN! Y TAMBIÉN, ¡VIVAN SUS FIESTAS!
Después, recibió del Hermano Mayor, Rafael-Ángel Huescar Pérez, una bella cerámica con la imagen de nuestro Patrono e hizo entrega de su Pregón, como ofrenda a la Hermandad, entre una salva de aplausos, como premio y reconocimiento de los asistentes.