Todo es Gracia

Pequeño resumen de las fiestas patronales en clave cofrade

Ocurre que, cada año, se programan los actos religiosos y de hermandad, con mucha ilusión y una tremenda esperanza en que todo salga bien, para mayor gloria del Patrón de los manzanareños y manzanareñas.

Pero, cuando la “maquinaria” comienza a moverse, desde la misa de finales de agosto en la Ermita, hasta el último minuto de la procesión del día 14, nos vamos dando cuenta de que el Señor de Manzanares cuenta a tope con nosotros, pero es Él quien lo dirige todo.

Las fiestas comenzaron el 24 de agosto, en el Gran Teatro, con un magnífico pregón que os recomendamos que no dejéis de escuchar, porque lo tenemos en la web de la Hermandad, en el que desarrolló todo un tratado de ese sentimiento tan especial que provoca Jesús del Perdón, en cada uno de nosotros, y que propicia esa unión en torno a Él, de tantas voluntades, ideas y tendencias como coexisten en Manzanares. Bellísimo pregón que habrá que guardar para repasar cuando escuchemos que alguien critica lo “manzagato” y pasárselo por delante junto a una imagen de Jesús.

El día 30, en la Ermita, tuvo lugar la misa en la que se homenajeó a los 5 hermanos que cumplían sus 75 años en la hermandad y a los 3 que llevan 50 años siendo hermanos de Jesús del Perdón. Ya va quedando menos para que las hermanas reciban esos mismos reconocimientos. Una celebración entrañable que culminó en la sala de cabildos, en la que pudimos departir con ellos, con un vino español por medio.

El día 31 se puso a Jesús en su trono y se expuso, desde el lunes 2 de septiembre, para la veneración de todo el que quiso acercarse a contemplarlo, fotografiarse o, sencillamente sentarse un rato y mirarlo, solo eso. Él sabe escuchar. Era un reguero humano, entrando y saliendo, digno de estudiar.

Y, al anochecer del 4 de septiembre, Jesús del Perdón, emprendió el camino de la Parroquia, precedido por la Junta de Gobierno, autoridades, sacerdotes y el predicador, con su hábito, de buen paño, de fraile mercedario y su sonrisa, siempre sonriendo, siempre mostrando una felicidad que solo tienen los elegidos. Fue una mini procesión, con cientos de personas en las aceras, que se unieron a la procesión y abarrotaron la entrada al templo y el templo mismo. Hubo una oración por parte de nuestro Consiliario, don Benito Huertas y el canto del himno. Y…

Al día siguiente, comenzó un novenario, que también será recordado por la brevedad y sencillez de las predicaciones de fray Francisco Alises Romero, que pueden volver a escuchar en el apartado correspondiente de nuestra web de hermandad.

Desde el primer día, se agarró a la mano de Cristo Arrodillado que sujeta la cruz en la parte que mira al cielo y se apoyó, junto a Él en la otra mano que descansa en la piedra que lo une a la tierra y fue desgranando sencillos y breves mensajes, fijándose, ora en su mirada, ora en su escucha, ora en el mensaje de amor que Dios Hijo nos ha dejado y nos sigue dejando, para que no nos quedemos parados, mirando perplejos y nos atrevamos a dar el paso que Él nos está pidiendo, para que le ayudemos a soportar tantas cruces y tantas cargas de nuestro mundo. Fue un visto y no visto que pasó fugaz durante nueve noches. Una verdadera delicia en la que fueron pasando, uno tras otro, los diferentes ministerios y agrupaciones y asociaciones invitados para dar testimonio de su compromiso y quehacer, en el intento de complacer a nuestro Salvador, en este mundo, demasiado complicado e injusto que nos ha tocado vivir. Y allí estuvieron, el Coro Interparroquial de la Unidad Pastoral, el Coro de Santa Beatriz y la Coral Polifónica Mater Assumpta, poniendo la música y el canto.

Uno de esos días, como en años anteriores, la Hermandad recibió la invitación de la dirección de la Residencia Los Jardines, para acompañarlos el día 11, en una mañana radiante de sol, donde nos estaban esperando, los residentes y los mayores del Centro de Día, en ese bonito patio, para celebrar, junto a la imagen de Jesús del Perdón que les regalamos años atrás, unos momentos de oración que finalizaron con el rezo del Padrenuestro y la lectura de la acción de gracias que, la Pastoral de la Salud, había rezado en el momento de acción de gracias de la Eucaristía del día 7.

Y no por vividos, dejan de ser nuevos esos momentos compartidos, junto a esas personas, cuyas caras, muchas de ellas conocidas, son el rostro de Cristo, que te pide que lo acompañes un trecho, en su camino, cada uno con su cruz de soledad, enfermedad o cualquier otra dolencia de cuerpo o ánimo que, lejos de pesarte, refuerza tu espíritu y te ayuda a comprender que, la vida es mejor cuando es compartida en todas sus etapas y situaciones.

Y llegó el 14. El día grande, el de las emociones y los reencuentros. El de las alegrías y las lágrimas. Y Jesús nos esperaba, bien temprano, en su misma carroza, ahora engalanada para la gran ocasión y, llegaron desde diferentes procedencias, algunas muy lejanas y abarrotaron el templo, las gentes que tenían tanto que agradecer, que lo mejor que se les ocurrió, fue venir a contemplar la cruz de guía de nuestro pueblo, que no es otra que la que porta Él y a la que nos agarramos todos, antes o después. Y comenzó la misa de hermanos de las 8:30, presidida por don Benito Huertas y los cantos del coro de la Unidad Pastoral, dirigido por con José-Felipe Fernández. El templo estaba abarrotado y, los más rezagados, buscaban un hueco en los asientos. A renglón seguido, tras la bendición del sacerdote, se procedió a bendecir e imponer las medallas a la casi treintena de nuevos hermanos y hermanas de Nuestro Padre Jesús del Perdón. Es digno de verse este acto, que muchos se pierden, porque salen corriendo para hacer cola en churrerías o cafeterías.

Y, a las 11, la función solemne, concelebrada por fray Francisco, don Secundino, don Benito, don José Felipe, don Manuel, don Pedro, don Luis y don Alfonso Cabezuelo, con los cantos del Coro de Cámara Mansil-Nahar, dirigido por Francisco Javier Román. Habrá que decir que había tantos o más fieles que en la mañana y era impresionante ver la nave y el crucero, sin prácticamente hueco para transitar. Algo digno de ver y vivir, no solo la presencia, sino el fervor y la fe, de todo un pueblo que se vuelca con su Patrón, cada vez más, en cada septiembre. La homilía y la oración final del predicador de la novena, quedará a vuestra disposición para que la escuchéis, tanto en el video de la retransmisión de Manzanares 10tv, como en los audios de nuestra web. Por favor, haceros un bien, no os perdáis ni una predicación de este fraile manzanareño, al que nuestro Hermano Mayor entregó una placa de agradecimiento, porque fray Francisco ya es hermano de Jesús del Perdón desde su niñez. Este novenario será recordado y se recurrirá a él durante mucho tiempo. Gracias Señor porque hemos podido escucharlo y disfrutarlo.

Y en la tarde-noche, apareció por la puerta sur del templo parroquial de la Asunción el trono bellamente decorado, con un radiante exorno floral, con unos apliques de flores que, a simple vista, parecían piedras iguales a aquella en que posa su mano derecha el Señor de Manzanares, en el que Jesús del Perdón recorrió nuestras calles, acompañado por cofrades, mujeres con mantilla, autoridades, unos niños, niñas y adolescentes vestidos a semejanza del monaguillo de la Ermita y con dalmáticas de la Hermandad, fieles en general, que preferían, como siempre, la fila de la derecha y las bandas Santa Verónica, de Membrilla y AMC Julián Sánchez Maroto, nuestra banda manzanareña; un recorrido que culminó en nuestra Ermita de la Vera Cruz, donde se introdujo la bendita imagen, para volver a ocupar el sitio de honor, en el que la visitaremos cada día. 

Quedará el vacío, porque han sido días muy entrañables, cargados de sentimientos y sensaciones, que difícilmente se olvidan, salvo cuando llegue el próximo novenario y volvamos a empezar con un nuevo ciclo de emociones que provoca la presencia de Jesús, allá por donde pasa y donde está.

Lo dicho: Todo es gracia y todo es don gratuito, que recibimos como regalo por la gracia de Dios misericordioso, que es puro amor.

Bendito sea el Señor, por su inmensa generosidad. Que Él nos bendiga a todos y no deje de prodigarnos su cariño. Así sea.      

Fotos de: Carlos Caba, Residencia Los Jardines, manzanares.es

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